Roséola
La roséola, a menudo llamada “sexta enfermedad”, es una infección viral común en niños pequeños, que afecta típicamente a aquellos de entre 4 meses y 2 años de edad. Es causada por un virus llamado virus del herpes 6, que es diferente de los virus del herpes asociados con el herpes labial o el herpes genital. El virus se transmite fácilmente de persona a persona, a menudo a través de la saliva o gotitas en el aire.
La afección generalmente comienza con fiebre alta repentina que puede alcanzar hasta 104 °F. Esta fiebre suele durar de 3 a 5 días y puede estar acompañada de secreción nasal, dolor de garganta o inflamación de los ganglios del cuello.
Después de que baja la fiebre, suele aparecer un sarpullido, que comienza con pequeñas manchas rosadas en el pecho, la espalda y el abdomen, y se extiende al cuello y los brazos. El sarpullido no pica ni causa molestias y generalmente desaparece en unos pocos días.
Para ayudar a que su hijo se sienta más cómodo, concéntrese en controlar la fiebre con medicamentos como paracetamol o ibuprofeno. Ofrézcales abundante líquido, déjelos descansar y use paños fríos o baños de esponja tibios para ayudar a bajar la fiebre.
Evite la aspirina debido al riesgo de síndrome de Reye, una enfermedad poco común pero grave. Controle sus síntomas para detectar cualquier signo de somnolencia inusual, irritabilidad, vómitos persistentes, diarrea o dolor de garganta asociado con el sarpullido.
En la mayoría de los casos, la roséola es leve y se resuelve por sí sola en una semana. Sin embargo, en casos raros, la fiebre de un niño puede aumentar rápidamente, lo que puede causar una convulsión febril. Si bien esto puede ser aterrador, generalmente es breve y no dañino. Si su hijo tiene una convulsión, busque atención médica de emergencia.
Si la fiebre continúa durante más de 5 días o tiene alguna inquietud sobre la condición de su hijo, comuníquese con nosotros. Estamos aquí para brindar apoyo y garantizar que su hijo reciba la atención que necesita.
La roséola no es contagiosa una vez que la fiebre ha desaparecido durante 24 horas, por lo que no es necesario mantener a su hijo aislado después de ese punto, incluso si todavía tiene el sarpullido. Fomente buenos hábitos de lavado de manos para ayudar a prevenir la propagación del virus, especialmente si algún miembro de su familia tiene un sistema inmunológico debilitado.