Uso de Repelentes de Insectos Para Niños

 

Como el clima más cálido invita a que su hijo juegue más al aire libre, es importante protegerlo de las picaduras de insectos que pueden causar molestias y propagar enfermedades como el virus del Nilo Occidental y la enfermedad de Lyme.

A continuación, se incluye una guía sencilla para usar repelente de insectos de manera segura:

Para bebés menores de 2 meses, omita el repelente por completo. Para niños de entre 2 y 12 meses, use un repelente con hasta un 20 % de DEET (dietiltoluamida). Para los mayores de 12 meses, puede usar hasta un 30 % de DEET, pero evite concentraciones más altas.

Al aplicar el repelente, aplíquelo sobre la piel expuesta y la ropa exterior, evitando las áreas debajo de la ropa. Tenga cuidado de no tocar los ojos, la boca y cualquier corte o piel irritada. En lugar de rociarlo directamente sobre la cara, aplique primero una pequeña cantidad en sus manos y luego extiéndalo suavemente sobre la cara de su hijo.

Siempre haga que un adulto aplique el repelente para evitar la ingestión accidental. Después de jugar al aire libre, lávese el repelente con agua y jabón.

Evite los productos combinados que mezclan DEET con protector solar, ya que el protector solar debe volver a aplicarse con frecuencia, mientras que el repelente debe usarse con moderación. No se ha demostrado que los repelentes naturales, como los aceites de citronela o menta, protejan contra enfermedades graves transmitidas por insectos.

Si su hijo tiene una reacción, como un sarpullido, deje de usar el repelente y lávele la piel de inmediato. Comuníquese con su pediatra si es necesario. Para proteger aún más a su hijo, mantenga su entorno seguro eliminando el agua estancada y asegurándose de que las mallas mosquiteras de las puertas y ventanas estén en buenas condiciones.