Convulsiones o Ataques Epilépticos
Las convulsiones o ataques epilépticos implican espasmos musculares repentinos e involuntarios y pueden incluir períodos de desorientación e inconsciencia. Es posible que notes que la cara y los labios de tu hijo se ponen azules, pone los ojos en blanco, presenta movimientos corporales espasmódicos o rigidez y pierde el control de la vejiga o los intestinos.
En los niños menores de tres años, un aumento rápido de la fiebre por encima de los 100,4 °F (38 °C) suele desencadenar estas convulsiones. Por lo general, duran menos de cinco minutos y no causan daños duraderos.
Si tu hijo tiene una convulsión, mantén la calma y concéntrate en mantenerlo a salvo. Quita cualquier objeto cercano del camino. Colócalo de lado con cuidado para mantener abiertas sus vías respiratorias y evitar que se ahogue con el vómito o la saliva. Evita ponerle nada en la boca, incluidos alimentos u objetos. Calcula el tiempo de la convulsión, ya que esta información puede ayudar a los profesionales médicos.
En caso de una primera convulsión o si no estás seguro, llama a asistencia médica profesional en lugar de llevar a tu hijo tú mismo. Si su hijo tiene antecedentes de convulsiones, nuestro especialista pediátrico podría proporcionarle medicamentos de rescate para las convulsiones que duren más de 5 minutos. Sepa cómo administrar este medicamento y manténgalo accesible.
Si bien presenciar una convulsión puede ser aterrador, la mayoría no son emergencias. Después de la convulsión, su hijo puede estar confundido o somnoliento, lo cual es normal. Permítale descansar y verifique si tiene alguna lesión, como mordeduras en la lengua o en las mejillas.
Comprender y estar preparado puede ayudarlo a manejar las convulsiones de manera eficaz y mantener a su hijo seguro.