Conjuntivitis

 

La conjuntivitis, u “ojo rojo”, se produce cuando las membranas que cubren el ojo y los párpados se inflaman o infectan. Esto hace que la parte blanca de los ojos se vea roja o rosada. Es común en recién nacidos y niños, y debe ser examinada por un pediatra para encontrar la causa.

En los niños, las infecciones bacterianas suelen provocar párpados rojos e hinchados y secreción que puede hacer que los párpados se peguen por la mañana. Estas infecciones requieren antibióticos, pero no son emergencias. Sin embargo, consulte a un pediatra si nota una hinchazón, enrojecimiento, secreción y fiebre importantes, ya que la infección podría haberse propagado más profundamente.

La conjuntivitis también puede ser consecuencia de infecciones virales, alergias, partículas extrañas o irritantes como el agua de la piscina. En estos casos, los niños no necesitan antibióticos. La conjuntivitis viral suele presentarse con síntomas respiratorios o de resfriado y es muy contagiosa, al igual que la conjuntivitis bacteriana. Por otro lado, la conjuntivitis alérgica causa picor intenso y lagrimeo, pero no es contagiosa.

Para prevenir la conjuntivitis, fomenta siempre una buena higiene. Asegúrate de que tu hijo se lave las manos con frecuencia y evite tocarse los ojos. Utiliza toallas limpias y cambia las fundas de las almohadas con frecuencia.

Si bien la conjuntivitis puede ser incómoda, rara vez afecta la visión. Si tu hijo siente dolor en los ojos, una sensación de tener algo atascado en el ojo, visión borrosa o sensibilidad a la luz, consulta a un médico de inmediato. Los niños que usan lentes de contacto deben dejar de usarlos tan pronto como aparezcan los síntomas y consultar a un médico si no hay mejoría en un día.

Muchos recién nacidos pueden tener un conducto lagrimal bloqueado, lo que a menudo causa un drenaje transparente con poco enrojecimiento o hinchazón. Esta afección, llamada "ojo húmedo", generalmente mejora con un masaje suave. Coloca tu dedo meñique en el costado de la nariz de tu bebé, cerca del ojo, y realiza un movimiento de balanceo con presión tres veces al día. Si el problema continúa después de los 12 meses, es posible que debas consultar a un oftalmólogo.

Comprender la conjuntivitis y tomar estas precauciones puede ayudarle a controlarla y prevenirla de manera eficaz en su hijo. Si los síntomas persisten o empeoran, siempre es una buena idea consultar con su pediatra.