Resfriados
Los resfriados son causados por virus, generalmente rinovirus, y son súper contagiosos, especialmente en los primeros días. Se pueden propagar al toser, estornudar o incluso al tocar una superficie que tenga el virus.
A menudo, notará los primeros síntomas como un cosquilleo en la garganta, goteo nasal o estornudos. Su hijo también puede sentirse cansado y tener dolor de garganta, tos o fiebre leve. A veces, la mucosidad se vuelve espesa y cambia de color.
Si bien los resfriados generalmente desaparecen por sí solos en aproximadamente una semana, es importante estar atento a cualquier signo de que las cosas podrían estar empeorando, como fiebre alta persistente, dificultad para respirar o dolor intenso en la garganta o la cabeza. Estos podrían indicar algo más grave como faringitis estreptocócica o sinusitis, que podrían requerir un tratamiento diferente.
Para la fiebre, puede usar un antifebril como Tempra para ayudar a su hijo a sentirse más cómodo. Si su pequeño tiene goteo nasal, las gotas salinas de venta libre como Nasal pueden ser de gran ayuda. En el caso de los bebés, puede colocar 2 o 3 gotas en cada fosa nasal y luego succionar suavemente con una pera de goma. Hacer esto antes de alimentarlos y antes de acostarse puede aliviar la congestión nasal. También puede intentar elevar un poco la cabecera de la cama o la cuna de su hijo. Esto puede facilitarle el sueño.
En lo que respecta a la comida y la bebida, deje que su hijo coma y beba lo que quiera y asegúrese de que se mantenga hidratado. A veces, puede resultar útil utilizar un humidificador o vaporizador de vapor frío. Sin embargo, si no parece hacer ninguna diferencia, puede dejar de usarlo.
Si su hijo se siente con fuerzas, puede continuar con sus actividades habituales, pero puede ser mejor tomar un descanso para evitar contagiar el virus a otras personas.
Sin embargo, si su hijo parece tener dificultad para respirar (por ejemplo, si se esfuerza por inhalar y exhalar, respira más rápido que 60 veces por minuto o si nota que la piel entre sus costillas se hunde con cada respiración), llámenos de inmediato. Eso es algo que nuestros especialistas pediátricos deben revisar de inmediato.
Si un resfriado no mejora después de dos semanas, o si la fiebre de 101 °F o más persiste durante 3 o 4 días, o si la secreción nasal se vuelve espesa, verde o amarilla y dura más de 10 días, es hora de una visita al consultorio.
Recuerde que la mayoría de los resfriados solo necesitan tiempo para seguir su curso y, con un poco de descanso y cuidado adicionales, su pequeño recuperará pronto su energía.