Acné

 

El acné se produce cuando los pequeños poros de la piel de tu hijo se obstruyen y se inflaman. Esto suele comenzar durante la pubertad debido a los cambios hormonales, que aumentan la producción de grasa en la cara, la espalda y la parte superior del pecho. A medida que las glándulas sebáceas producen más grasa, las células cutáneas muertas pueden bloquear los poros, lo que provoca puntos blancos y negros. Cuando estos bloqueos se rompen, provocan inflamación y granitos.

Varios factores pueden empeorar el acné, como arrancarse los granitos, frotarse con demasiada fuerza y ​​la fricción de sombreros o cintas para el pelo. Los cambios hormonales, el maquillaje excesivo y el estrés también pueden contribuir. Es importante saber que el acné no es causado por determinados alimentos ni por la piel sucia, aunque tener antecedentes familiares de acné puede aumentar el riesgo.

Si bien no existe una solución rápida para el acné, tiende a mejorar con el tiempo. El tratamiento requiere paciencia y constancia, y suele mostrar resultados en 4 a 6 semanas.

Para controlar el acné, lave la cara de su hijo 2 o 3 veces al día con un jabón suave, usando agua tibia para lavar y agua fría para enjuagar. Comience con un gel o una loción de peróxido de benzoilo al 5 %, aplicándolo una vez al día. Si la piel de su hijo lo tolera bien, puede aumentar la dosis a dos veces al día. Evite aplicarlo cerca de los ojos, la boca y la nariz.

Si no hay mejoría después de 4 a 6 semanas, programe una cita con nuestro pediatra para explorar otras opciones y encontrar el tratamiento adecuado para su hijo.